The hidden little Lady

Wednesday, September 29, 2004

Y que se venga Joaquin

Se vino Joaquin (Sabina, para los desentendidos), a hablar de la despedida. Y como todavía seguimos en tema (si... ya lo voy a superar... tiempo al tiempo), cayó Joaquin... para decir sus lineas... Sin mas... los dejo con él:

Nos sobran los motivos

"este adiós no maquilla un hasta luego
este nunca no esconde un ojalá
estas cenizas no juegan con fuego
este ciego no mira para atrás
este notario firma lo que escribo
esta letra no la protestaré
ahórrate el acuse de recibo,
estas vísperas son las de después
a este ruido tan huérfano de padre
no voy a permitir que taladre un corazón podrido de latir
este pez ya no muere por tu boca
este loco se va con otra loca
estos ojos ya no lloran más por ti"

Esta sala de espera sin esperanza,
estas pilas de un timbre que se secó,
esta mala ventura, esta contradanza,
este tráiler de mudanzas,
con los muebles del amor.
Esta campana herida en el campanario,
esta mitad partida por la mitad,
estos besos de Judas, este calvario,
este look de presidiario,
esta cura de humildad.
Este cambio de acera de tus caderas,
este payaso que ya no hace reír,
este arrabal sin grillos en primavera,
ni espaldas con cremallera,
ni anillos de presumir.
Este dulce de leche contaminado,
este perro andaluz sin domesticar,
este orgullo de principe destronado,
esta esquina del pecado,
esta ruina de Don Juan.
No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo,
para decir con d's a los dos
nos sobran los motivos.
Esta necesidad de necesitarte,
este llamarte sin quererte llamar,
este olvidarme del deber de olvidarte,
este lunes, este martes
y el miércoles que vendrá.
Esta lágrima de hombre de las cavernas,
esta horma del zapato de Barba Azul,
que poco rato dura la vida eterna
por el túnel de tus piernas
entre Córdoba y Maipú.
Esta guitarra húerfana y delirante,
con su terco knock knockin' on heaven's door,
estos dedos que dejan caer un guante,
delicado y transhumante,
a los pies de un trovador.
Este Land Rover aparcado en tu puerta,
la rueca de Penélope en el Luna Park,
este sueño que sueña que se despierta,
esta caracola muerta
sin la gramola del mar.
No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo,
para decir con d's a los dos
nos sobran los motivos.


Tuesday, September 28, 2004

Escribiendo

Ubico estratégicamente los dedos hasta sentir las protuberancias en la F y la J. Comienzo a mover los dedos rápidamente, deslizándolos suavemente, intentando no incurrir en faltas ortográficas y menos gramaticales, solo para lograr oraciones inteligibles. Me mantengo atenta a los sonidos de mí alrededor, simplemente para no perder la noción del incalculable tiempo. Todavía tengo un par de horas eternas hasta el almuerzo y tiempo más que considerable hasta llegar a casa. Desafío los blanquísimos píxeles de mi monitor, intentando volverlo una gran mancha interesante de la mezcla negra y leche que forman las palabras sobre el editor de texto. Joaquín invade el sentido del oído y el olfato es acaparado completamente por el batido de café que alguien hace en la cocina. Concentro toda mi visión en la pantalla frente a mí.
Hasta que la mezcla de sensaciones de los últimos días invade mis pensamientos. No puedo siquiera pensar en la historia de John Le Carré que estoy leyendo. Necesito vacaciones. Desvío mis pensamientos en el viaje a Rosario que planeo con mi amiga. Necesito descansar de la incalculable rutina diaria. No estoy cansada. Estoy aburrida. De hacer mucho un día y nada otro. De no tener tiempo y de que inoportunamente me sobre.
Vuelvo a colgar mi mente en los episodios sucedidos y esbozo una sonrisa, sorprendida de cuan incongruente puedo ser con mis sentimientos. Todavía sigo divagando en la posibilidad de no haber tomado la decisión correcta, a pesar de la cantidad de veces que me dije y me desdije, no llego a acordar conmigo misma.
De pronto me doy cuenta que es mucho mas interesante hablar de lo que siento cuando pongo las manos en el teclado y escribo, que de la sopa de pensamientos que tengo en la cabeza. Simplemente escribo. Coherente e incoherentemente, plasmo palabras sobre el editor, copio y posteo.


Monday, September 27, 2004

Quisiera...

Me encantaría volver a tener caprichos consentidos. Patalear, llorar y gritar hasta que alguien haga lo que yo quiero. Colgarme de las paredes hasta que me compren ese “chiche” y gritar hasta quedar afónica simplemente para que me cocinen lo que quiero comer. Quiero volver 5000 años luz. Quiero tener caprichos estúpidos, manías incontrolables, delires auténticos.

Quiero volver a tener tiempo. Tiempo de mirar los agujeritos de las paredes de mi habitación, de sentarme a escuchar el sonido de la nada. Tengo ganas incontrolables de ordenar todo el desorden que hice. Pero quiero tener tiempo para hacerlo.

Seria mi sueño hoy, estar mas tiempo en casa. Volver a sentir mi cama como mía, no como el lugar donde duermo cada noche. Encontrar mi escondite, uno cómodo, donde nadie me vea, donde pueda no pensar por un rato.

Tengo ganas de dejar sonar el teléfono. Que repique hasta que el que llame se aburra de esperar a que atienda (odio los contestadores. Nunca los pongo, nunca escucho mensajes nunca dejo mensajes). Llenar la pared de post it con cosas que jamás haría. Los pegaria, solo para saber que quizas tendria que hacerlas, pero no.

Pintaría las paredes con mamarrachos, como cuando era chiquita. Coleccionaría stickers en el escritorio. Dejaría el baño todo mojado. No haría la cama. Tendría un vaso en cada habitación. Dejaría siempre la persiana levantada, para que entre la luz. Usaría siempre la vajilla linda. Tendría miles de fotos pegadas por todos lados.

Gastaría todo mi sueldo en viajar. Dedicaría muchas horas de mi tiempo a simplemente tomar café con mi hermana (de mis actividades preferidas).

No tener que pedir permiso para nada. Ver a quien quiero, tocar lo que quiero, decir lo que quiero, hacer lo que quiero (y quienes me limitan no son mis padres, eh!).

Simplemente ser yo. Conmigo y sin mí. Ser, estar, pensar, descansar, parecer, etc. Miles y miles de verbos. Ya tuve mi revolución, ahora quiero lo que sigue. Y que sigue? Escucho respuestas.


Wednesday, September 22, 2004

Adío, Au Revoir, Arrivederci...(etc...)

Me despido cerrando una puerta tras de mi. Te deje una copia de la llave, por si algún día quieres volver a entrar. Lo dije bien claro. Me distendí y con todo el dolor del alma, logré decir adiós, Au revoir, Arrivederci, Buena vida, Bonne vie, Buona vita. Con lagrimas en la cara te dejo ir, “te suelto la rienda”.

Ahí tengo mi revolución! Al fin!... Para que la quiero?

Ahora tengo más certezas que dudas, lo cual es bueno. Ahora quiero caminar, despacio, pero caminar. Y bueno, como bien dijo Serrano, lo mas feo del amor cuando termina, es que termina. Y ahora qué? Ahora YO. Es por mí. Una vez es por mí.

Hablando ayer con un amigo, terminamos diciendo al unísono: “Las decisiones correctas son las mas difíciles de tomar”, no me vengan ahora todos con que es obvio, ya se que es obvio, pero costo tomar la determinación.

ADIOS…

(Alguien me pasa un Kleenex????)


Wednesday, September 15, 2004

Recuerdos de una lluvia pasajera

Algodón cargado. Inmensamente gris. Tan inmenso que cubre todo el lienzo. Tan gris que opaca los demás colores. Se infla, más y más, hasta que casi se escapa agitado del tapiz. De pronto, parece volverse pesado. Ese peso aparente produce sensación de agotamiento, hasta simular la caída de la hoja que ya es toda gris. Hasta que de un instante al otro, el frío hace lo suyo y comienza a descargar. Poco a poco, siento las gotas caer en mi cara. Tiñéndome de un nuevo gris, pero no un gris triste. Entonces detengo mi caminata. Miro hacia el cielo y comienzo a sentir las líneas que marcan las gotas en mi cara. Hasta que el cabello se me empapa y las ropas adquieren nuevo peso. Mi pelo empieza a devolverle al mundo la lluvia que robó, mientras yo sigo sintiendo el correr del agua por mis brazos, refrescándome, abrigándome, abrazando mi cuerpo.

Me golpea una persona con un paraguas, apurada, pues no puede disfrutar de la lluvia. Entonces reacciono y vuelvo a caminar, más lento que antes. Sin apuro. El viento me empuja y no sopla fuerte. El agua me quitó peso. Lo traslado a mis ropas.

Repentinamente, un escalofrío alcanza mi cuerpo. El viento comienza a soplar, a llevarse la nube. Deja de llover. Comienza a atardecer, cae el sol, que no se veía, pero que de alguna forma ahí estaba, pues si no, no sería posible ver la mezcla de colores que se producía. El viento había corrido la nube lo suficiente como para ver la puesta del sol y la increíble mezcla de colores que se formó en el cielo. Volví a pararme, para admirar el fenómeno: la nube había desaparecido por completo. El cielo era negro de un lado, y mostraba la alucinante mezcla del opuesto. Como si todo estuviera pintado sobre un inmenso papel tapiz. Con acuarelas, acrílicos y todo.


Wednesday, September 08, 2004

Buscando...me

Tengo ganas de escribir, no se sobre qué. Podría escribir sobre papel, o sobre algún tipo de cartón. Quizas solo poner las manos sobre el teclado y ver que sale. Con suerte logro formar palabras y hasta oraciones. No digo que coherentes, simplemente oraciones ininteligibles. Solo un simple rejunte de palabras ordenadas, o desordenadas, azarosamente sobre el blanco de la pantalla. Entonces acá voy. A ver que pueden deducir de todo esto:


Paciencia. Destello en algún recoveco aclamado por mi misma. Eterna oscuridad reveladora. Golpes irreversibles en el centro del mundo. Reconocer. Estar, ser, decir, callar. Imaginar el blanco inigualable. Parpadeo incontrolable de la luz solar. Ruidos. Fuertes o inaudibles. Sentidos: vista, oído. Recuerdos. Regocijo ancestral. Perfumes anhelados. Flores. Jazmines. Vida. Suavidad incomparable con nada. Nada. Vacío momentáneo. Sentidos: olfato, tacto. Falta el gusto. El sabor dulce de la simpleza y la complejidad combinadas en la dosis justa.

Más oraciones. Recuerdos de un futuro inexistente. Sueños de una vida paralela. Yo soy yo. Y nadie más que yo. Y si no soy yo, entonces no soy. Ser. Estar. Encontrar.

Conclusión: me estoy buscando, alguien me vio? Soy una rusita, petiza, barullera, peleadora… ya les conté eso…


Friday, September 03, 2004

CARTA ABIERTA AL HOMBRE QUE AMO (¿?)

Cuantos roces anhelados, cuantos besos encontrados. Caricias que escondidas en algún rincón esperaban ser acariciadas. Cuantas dudas, cuantas idas y venidas. Y hoy? Que es hoy? Que hay hoy? Algo hay seguro. Quizás un sin fin de futuros que siempre soñamos, esperando a que la decisión sea un simple sí.

No quiero ese sí todavía. Quiero ganarlo paso a paso, minuto a minuto. Me toca ser la que vaya a conquistarte. Me toca seducirte, darme a conocer y conocerte. Hasta enamorarte. Pues la decisión fue mía, así te perdí. Si quiero tenerte conmigo, debo merecerte. Necesito saber que no soy quien era. Que puedo hacerte feliz, escribirte palabras lindas, darte besos únicos y caricias sin igual. Saber que me besas hoy y no ayer. Saber que no me seguís amando. Solo te enamoraste de mi.

Igualmente, son solo conjeturas, quien podría enamorarse de una petisa, barullera, complicada y exagerada como yo? Espero que vos.


Thursday, September 02, 2004

Felizmente desconcertada

Me bajé del colectivo todavía confundida. Preguntándome porque no inquirí tal o cual cosa. Porqué le permití dejarme esta duda, esta incertidumbre. Hasta que entrando a casa entendí. Me gusta esto, necesito esto. Quiero esta incertidumbre, este desconcierto. La quiero porque de esta forma, puedo no tomar una decisión concreta y apurada. Puedo dejarme llevar por las cosas, creer lo que quiero creer. Dejarme invadir por el miedo a que me digas que no. Pero el pánico terrible de que me digas que sí.

Mi realidad hoy, es que tengo a la persona, solo no el momento. Encontré a esos hombres increíbles, soñadores, dulces, divertidos y hermosos, todos fundidos en una sola persona. No es una persona nueva y con toda esa historia, no se puede así. Entonces, donde está mi revolución?
Debo confesar que me descolocó completamente. Que llenó mi cabeza nuevamente con dudas y certezas no comprobadas. Que refutó todas mis teorías posibles sobre nosotros y la revolución que tanto anhelo. Ahora no se nada. Vuelvo a la maravilla de este vacío insensato, en el que ya no se si soy Cenicienta, antes o después de las doce campanadas. Cuando en verdad no importa. Simplemente protagonizamos un cuento. Uno al que aparentemente todavía no le inventaron el final.