The hidden little Lady

Sunday, October 31, 2004

Ella y Él [Parte III]

Partes: Primera Segunda

Él se sienta frente al piano y toca despedidas. Ella, a miles de kilómetros, lo escucha en silencio. Ya hace meses de la última vez que sus labios se encontraron.
Dónde estarán esos cuerpos sedientos de pasiones extrañas? Cuándo volverán a encontrarse esas manos y esos labios?

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En el bullicio de una fiesta él la abraza nuevamente, casi reviviendo cada instante en que tuvo su cuerpo.
Él.- Ansiaba verte.
Ella.- Estoy acá.

Se fundieron en un beso eterno. Se dejaron volar, pero no irse.
Ella.- Debo volver.
Él.- Búscame después. No lo olvides
Ella.- Nunca.

Ella se fue y no volvió. Ni al rato ni otro día. Pero la promesa estaba vigente y sus cuerpos seguían ansiosos de esos besos, bajo el cielo cargado de estrellas curiosas, que ya habían sido cómplices de sus encuentros alguna vez.


Friday, October 29, 2004

Me lleva el viento

Camino lentamente en dirección a casa. Mis pies se mueven por pura inercia. Desato mi cabello para darle la libertad que me pide. El intenso viento acaba de comenzar a soplar y lo dejo colarse por cada uno de mis poros. Estirar mis ropas hasta sentirlas parte de mi piel. Sigo moviéndome como si eso no me implicara ningún esfuerzo La monotonía de las calles porteñas toma color arena y el sol tiñe cada partícula de polvo haciéndolas brillar hasta que el destello me encandila y mis ojos se secan completamente. Con la intención de devolverles la humedad, los cierro y comienzo a sentir el aire golpear mi rostro. Respiro profundo intentando absorber la intensidad de la ventisca. Mi cabeza se llena de miles de recuerdos de aires puros y cargados.

Repentinamente, la dirección del viento cambia y me empuja lentamente hasta casa, haciendo mi caminar tan simple, que casi olvidé que me movía.


Tuesday, October 26, 2004

Ella y Él [Parte II]

Partes: Primera

Ella volvió y lo esperó. Atendía agitada el teléfono esperando escuchar el sonar del piano. Corría a casa del trabajo soñando que él la esperaba en la puerta. Hasta que dejó de esperarlo. Él, de su lado del mundo, se sentó frente al piano y tocó melodías que ella no escuchaba. Pero tocaba para ella. Caminaba por las calles, como si la buscara, queriendo encontrarla. A veces se sentaba al piano de algún bar, por si ella entraba a oírlo tocar.

Como fue prometido, al cruzar el mundo volvieron a encontrarse. No dijeron nada. Se permitieron un vuelo eterno en otro abrazo. Pero tampoco ahora él pudo poseerla. Ni ella a él. Caminaron lentamente, deshicieron el mundo con miradas. Él freno en seco. Y ella tomó su mano, y lo abrazó.
Él.- Me vuelvo.
Ella.- Tan pronto?

Se besaron bajo otro cielo. Con las mismas estrellas. Sus cuerpos se fundieron, pero no lograron unificarse. Y otra vez se despidieron en un abrazo intenso y puro.
Ella.- Hasta cuando?
Él.- Unos días.




Sunday, October 24, 2004

Ella y Él [Parte I]

Llegó y la abrazó como si pudiera poseerla. Como si en ese primer apretón le hubiese contado toda su vida y absorbido toda la de ella. Fue un abrazo largo y sincero. Podía vérseles en las caras la alegría de encontrarse. Subieron al Metro.
El.- Porqué tardaste?
Ella.- Ya estoy aca.

Y caminaron juntos. Sin nada que decir. Se miraban maravillados. Sus ojos despedían chispas brillantes, a cada cruzar. Avanzaban en silencio por las calles, sin detener la marcha, sin ningún lugar a donde ir. La miraba y le temblaba el cuerpo. Lo miraba y no podía despegarse de él.
De pronto ella se detiene en seco. El toma su mano, vuelve a abrazarla.
Ella.- Sabes que debo irme?
El.- No quiero saberlo.

Se besaron bajo el mar de estrellas que mostraba el cielo. Se besaron como nunca. Y ella se fue. Bajo la promesa de encontrarse del otro lado del mundo.


Thursday, October 21, 2004

Carta de un Libro

Querido Lector:

Te llevo a donde sea: a mi mundo cargado de increíbles historias novelísticas. Historias que se hacen de amores, odios y comedias. Te llevo a construir un mundo de fantasías de papel, volando entre mis hojas. Te ordeno vueles conmigo entre las letras que traigo para darte. Te ruego te fundas en mi mar y navegues lentamente - pero no a la deriva - cada una de mis paginas. Revuélcate en la áspera arena de las tragicomedias, abrígate con la suave manta de las novelas de amor. Respira la intensa brisa de un drama, sube a la nave del tiempo con alguna novela histórica. Embárcate sin miedos con una ciencia ficción.

Vuelve a mí cada vez que te sientas solo. Recórreme una y otra vez, hasta que encuentres todas las respuestas que pueda darte. Reléeme de vez en cuando, pues cambio a medida que tú cambias. Encuentra cientos de principios y finales escondidos. Deja volverse amarillas mis hojas, pues eso no cambiará nunca el contenido.

Cada vez que pases mis hojas, será una nueva aventura, lo prometo. Interprétame como más te agrade, pues mil formas tengo de ser leído. Toma la libertad de adentrarte en este mágico mundo, de ser quien quieras ser.

Relájate, desconéctate de la agobiante cotidianeidad, concéntrate en este viaje. Prometo no defraudarte. Prometo dar todo lo que puedas sacar de mí.


Tuesday, October 19, 2004

Anualidades

Haciendo ECO del SR. Toro, en su Carta al Pasado:

Regrésenme las primaveras que perdí. Los setiembres olvidados entre flores y veintiunos lluviosos, que alguna vez pude disfrutar. Esos que quedaron escondidos entre encuentros y desencuentros amorosos, mateadas con amigas y encierros extraños. Quiero mis Octubres. Los que comienzan a denotar el calor del verano que se acerca. Que amenazan con alguna fría oleada de viento rezagado que trae un invierno que aun no quiere dejar Buenos Aires. Traigan de vuelta los Noviembres, cargados de agobiantes exámenes secundarios y poco importantes, a la espera de un eterno calor veraniego. Y aunque sea un Diciembre. De esos en los que llamaba a mi amor para decirle que lo amaba y que no aguantaba mas de un día sin él. Esperando como loca que llegara el día en que podría viajar a verlo. Quiero de vuelta algún Enero, en los que se apareció el primero, solo para besar mis labios y desatar pasiones. O alguno de esos viajes familiares de la eternidad e inocencia de la niñez. Daría todo por un Febrero. Y más por un Marzo. Regresar a clases y esperar con locura el fin de semana. Retornar a los Abriles, que invitaban al otoño de las mil maravillas, en los que recorría las calles teñidas de cobre, por el deshacerse natural de los árboles. Los Mayos de recibir visitas extranjeras, que volaban en sus vacaciones, para adelantar las mías. Los Junios, cargados de expectativas por el intenso receso escolar de los Julios que llegaban arrastrando el frío invierno a la ciudad porteña. Hasta quiero los Agostos de intensas heladas, en los que crezco cada año un año y siempre tanto repudié.


Lo quiero todo de vuelta, aunque sea un rato. Solo para recordarles que en el 2004 no van a estar. Que todo va a ser intensamente distinto. Que mi Angel, ya no va a estar para cocinarme, mimarme, charlarme, cantarme y sobre todo, muy sobre todo, para clavar sus ojos en los míos y decirme “Johannita, mi querida, yo quiero verte feliz, nada mas...”...


Friday, October 08, 2004

A mi abuelo...

Tengo un angel, uno graaaaande como el sol y la luna juntos. Uno que ya tiene sus años vividos y mas experiencias ganadas. Una lamparita en mi oscuridad. Un tango para cada Shabat. Un “Pajarito pajarito”, tan conocido para mi. Tiene sus alitas y su sonrisita. Sus sueños, que somos nosotras. Sus demoños sepultados en la memoria de una juventud de pañales e hijos adolescentes, que le dieron a sus dos mujercitas adoradas. Sus pajaritos que quieren volar por el mundo entero. Él es mi sueño. Mi adorador de políticas socialistas. El es mi salvación, es mi maestro y mi aprendiz. El es mi zeide.

Dedicado a Isaac, mi angel protector. Mi sol.
FUERZA!


Sunday, October 03, 2004

Ultimo beso

Con timidez, giras tu presencia y tus pupilas se clavan en mí. Escondo mis ojos, intento no mirarte. Un inmenso escalofrío invade mis brazos y recorre todo mi cuerpo.
Te siento sin tocarte, te veo sin mirarte. Mantengo mis ojos cerrados, te siento presente, pero no tendría forma de saberlo. Los cierro fuerte, pues temo abrirlos y no verte. Acercas tu mano a la mía. La rozas con tus dedos, temiendo tocarme. Sigo sin mirar, aun sintiéndote, no puedo asegurar que estés aquí. Recorres todo mi brazo solo con las yemas de tus dedos. Acaricias suavemente mi cara con la palma de tu mano. Lleno mis pulmones de aire. Ya no puedo respirar. Siento tu respiración en mi cara. A pesar de eso. Sigo sin poder verificar tu presencia. Pero todo se siente real. Completamente verídico. Cada roce, cada suspiro. Cierro mis ojos, más fuerte. Mi temor a tu ausencia crece invadiendo cada célula de mi cuerpo.
Repentinamente tus labios dulcemente tocan los míos. Me besas tiernamente y suspiras adiós.
Deseo no volver a abrir mas mis ojos para no verte ir. Deseo dejar mi sentido del gusto, para no sentir la amarga dulzura de un beso de despedida.