Me lleva el viento
Camino lentamente en dirección a casa. Mis pies se mueven por pura inercia. Desato mi cabello para darle la libertad que me pide. El intenso viento acaba de comenzar a soplar y lo dejo colarse por cada uno de mis poros. Estirar mis ropas hasta sentirlas parte de mi piel. Sigo moviéndome como si eso no me implicara ningún esfuerzo La monotonía de las calles porteñas toma color arena y el sol tiñe cada partícula de polvo haciéndolas brillar hasta que el destello me encandila y mis ojos se secan completamente. Con la intención de devolverles la humedad, los cierro y comienzo a sentir el aire golpear mi rostro. Respiro profundo intentando absorber la intensidad de la ventisca. Mi cabeza se llena de miles de recuerdos de aires puros y cargados.
Repentinamente, la dirección del viento cambia y me empuja lentamente hasta casa, haciendo mi caminar tan simple, que casi olvidé que me movía.
Repentinamente, la dirección del viento cambia y me empuja lentamente hasta casa, haciendo mi caminar tan simple, que casi olvidé que me movía.