De histerias y pasiones
Inventan excusas prominentes en desengaños y exigencias de encuentros vacíos de amor. Fusionan sus cuerpos recreando fantasías nunca imaginadas, explorando sus distancias. Atreviéndose a vivir instantes plenos de pasión, se buscan y se encuentran en la inconmensurabilidad de sus personajes llevándose al caos masivo en caso de vislumbrar un resquicio de sentimiento. Se dicen y desdicen para no provocar un reflejo real de un sentir que asumen inexistente. Se llaman, se ven, se besan. Se aman sin amarse. Se entregan en cuerpo y alma al encuentro sudoroso de sus pieles. Se dejan ser y hacer, perderse en lo efímero de la existencia inocua. Se hacen de fuego y de agua, de azúcar y sal, de paz y de guerra, del tiempo y azar.
Es lo mismo que los une lo que los separa: esa pasión descontrolada. Hablarse sin decirse, decirse sin contarse. Se buscan, no se encuentran, se encuentran sin buscarse.
Pues sentirse sin amarse y desearse sin sentirse, no les permite encontrarse. Iteran alternados los deseos, y su propia realización. Descubren sus placeres en bosquejos de irrealidad insuperable, convirtiendo en hechos fácticos, los deseos fantasiosos de lujuria. Mas al final, no queda más que la charla desnuda de una pasión vestida de largo cuando de deseo se trata y de luto cuando habla de amor.
Es lo mismo que los une lo que los separa: esa pasión descontrolada. Hablarse sin decirse, decirse sin contarse. Se buscan, no se encuentran, se encuentran sin buscarse.
Pues sentirse sin amarse y desearse sin sentirse, no les permite encontrarse. Iteran alternados los deseos, y su propia realización. Descubren sus placeres en bosquejos de irrealidad insuperable, convirtiendo en hechos fácticos, los deseos fantasiosos de lujuria. Mas al final, no queda más que la charla desnuda de una pasión vestida de largo cuando de deseo se trata y de luto cuando habla de amor.