The hidden little Lady

Wednesday, December 01, 2004

Partidas

Aullidos, portazos y estallidos inundaron el tenso ambiente. Tomo un bolso y lo lleno de ropa. Salida no planificada. Guardo todo lo que puedo hacer entrar, quizás solo lo que tiene más valor para mi. Busco mis llaves y no puedo encontrarlas. Revuelvo todo, deberían estar en algún lado. Abro un cajón y doy con el llavero. Las guardo en el bolsillo. Copio un par de números en un papel. Voy a abrir sigilosamente la puerta, nadie debe enterarse de mi partida, por lo menos hasta que esté suficientemente lejos. Pongo mi mano sobre el picaporte y cometo el error de mirar hacia atrás. Me siento contra la puerta sin la capacidad de hacer frente a mi propio ser.
Me ahogo en el esfuerzo. Cierro mis ojos y siento el ardor de una salada lágrima rodar por mi mejilla. Sufro su descender, pues en su intento por abandonar el brillo de mis ojos, resquebraja mi piel con su acidez hasta el punzante dolor en mis labios. Despego mis parpados y les permito la huida, las libero de la opresión que les impuse para dejarlas caer lentamente hacia el vacío del mundo. Arqueo mis cejas, me indigno de mi misma.
Sosteniéndome con las paredes, me incorporo y camino hacia mi habitación. Volvió a vencerme el miedo. Pero llegué hasta la puerta. Va a llegar el día en que la abra y me vaya. Cuando se den cuenta, va a ser tarde.