The hidden little Lady

Monday, November 08, 2004

Chocolatozo

“La vida es como una caja de bombones, porque nunca sabes lo que te puede tocar”, (o algo parecido) le dijeron a Forres Gump. Y yo me puse a pensar si a mi me tocan los chocolates rellenos de mas chocolate – que son los mas ricos – o me tocan los que vienen rellenos de esa pasta insípida y desagradable – que siempre intento no comer. Entonces me di cuenta que no. Ni lo uno ni lo otro. Simplemente, mi caja está vacía y yo le voy poniendo los chocolates. No se cual es el inerte motivo por el cual muchos no los como y debo descartarlos por la capa blancuzca que se forma luego de un tiempo de guardados y le saca la emoción a ingerirlos.
No hablo de la metáfora hombre = chocolate, eso que quede claro. Simplemente de las cotidianeidades pseudo importantes. Las interesantes y las no tanto. Me refiero a lo que compone la vida todos los días. Llama particularmente mi atención la cantidad de chocolates que guardo para no comer. Lo que planeo para no concretar. Hablo exactamente de los Post It con cosas que nunca haré a los que me refiero en Quisiera.
La situación es que consigo un chocolate, que no sé lo que tiene adentro, pero no quiero averiguarlo, simplemente lo guardo ahí, en la caja, en el lugar donde cabe perfectamente – como hacen los nenes con las figuras geométricas cuando comienzan a tener motricidad fina – y lo dejo. No se por cuanto tiempo. Hasta que salga la golosa de mí y quiera un dulce. Ahí los miro y elijo cuidadosamente, o no tanto. De acuerdo al ánimo le dedico el tiempo a la cautelosa elección. No sé exactamente lo que tienen adentro, pero casi puedo adivinarlo.