The hidden little Lady

Wednesday, September 28, 2005

Atrevete a mirarla

Sentada, con la mirada perdida en el pasar de los autos, se chocaba con el mundo, demasiado vulgar para enfrentársele, demasiado ínfimo para regalar un vaivén de sus caderas.
Su cabello lacio y negro caía suavemente dibujando sus hombros y enmarcando la perfección de sus pómulos rosados, que sostenían firmes la desfachatez de unos ojos azules que desafiaban cada mirada con la osadía de cruzarse en su campo.
Así y todo, tenía la delicadeza y cortesía de devolver a cada penetrante pareja de ojos que intentaban desnudarla, una sonrisa fugaz de sus labios carnosos, que se elevaban de lado, casi diciendo en puro silencio “mírame, pero jamás me vas a tocar”.