The hidden little Lady

Sunday, September 25, 2005

Sin escape

Lo perseguía su propia sombra. Se le notaba un campo borroso alrededor del cuerpo y se sentía a la muerte preparada para tomar control. Esperando su hora, siguió su rutina sin siquiera notar la contaminación de su aura.
Inspeccionó el mapa buscando la ruta óptima para su puntualidad siempre calculada y puso en marcha la máquina mortal que lo dejaría a mitad de camino. Como si la energía del motor ampliara su campo magnético, el auto se enredó en el espesor de su esencia, hasta que la liberó por completo destruyéndose instantáneamente contra la carrocería que le pertenecía a quien caminaba alejándose ileso del lugar, como si su espectro negro lo protegiera. De la muerte, y de las preguntas de los transeúntes curiosos que se acercaban a los hierros retorcidos que rodeaban el cuerpo sin vida.