Soñar y soñar

Se durmió entre truenos y relámpagos. Soñó una caminata suave bajo el agua que aliviaba su paso e intentando saltar algas gelatinosas que se enredaban en los dedos de sus pies, elevaba sus brazos y sentía la frescura de la superficie soleada. Soñó también con el amarillo pálido de una puerta muy alta abierta como un bostezo. Nadó a través de su madera pintada para fundirse en la sequía de un desierto infinito que lo invitaba a caminar entre la arena hirviendo. Trepó a una duna que obstruía su visión y al llegar a su cima, pudo divisar una verde pradera. Bajó corriendo por la arena, comenzando a refrescarse con el viento del este, y se recostó en el brillante césped que inundaba el paisaje oscuro. Se quedó mirando las estrellas, hasta que vio salir el sol. Se despertó.