The hidden little Lady

Wednesday, July 27, 2005

De ventanas y avenidas

Me sentaba junto a la ventana que daba a Libertador varias mañanas a la semana, esperando que él despierte, y me fascinaba con el armónico y asimétrico enredarse de los autos que circulaban. Pero más me encandilaba por las tardes, cuando el tráfico era mayor, y desde el séptimo piso podía ver la avenida cargada de coches que se cruzaban con perfecto asincronismo como si me asomara discreta e invisible a un juego de video. Podía pasar horas ahí sentada, mientras el reflejo de la tarde se convertía paulatinamente en la homogeneidad de la noche, iluminada por la combinación de las luces de posición y las lámparas ubicadas a los lados. Me hipnotizaba mirando hasta que sentía su compañía y su fascinación.