The hidden little Lady

Thursday, June 16, 2005

Te duchas (a la noche)?

Giras el grifo. Sientes el calor del agua empapar tu cuerpo y llevarse la acumulada carga enérgica del día, liberándote por completo. La artificial lluvia tibia se enreda con tu pelo y cae sigilosamente a lo largo de tu espalda provocándote un dulce escalofrío que te recorre desde el comienzo de la columna vertebral hasta los pies dejándote totalmente fuera de servicio. Tomas el shampoo, generas la prudente espuma en tu cabeza y sintiendo el vibrar de tus manos, dejas que la ducha la expanda por tu cuerpo. Cuidadosamente te enjabonas y con largos movimientos te enjuagas explorando la suavidad de tus manos. Flexionas el cuello hacia atrás para que el agua casi ahogue por un instante tu respiración y arqueas la espalda para sentir el suave golpeteo en el pecho. Vas disminuyendo lentamente el calor, hasta que el frío te copa por completo y cortas el flujo acuático. Envuelves tu cuerpo en un suave toallón, abres la puerta dejando que el aire comience a secarte y sientes la corriente suave enfriar tu rostro.