Cómo fue - Capítulo 4
Ella descansaba serena en tu pecho, respirando con dificultad. Una lágrima ácida lastimaba tu rostro, mientras sentías el mundo dejar de girar. Abriste los ojos y besaste suavemente su frente absorbiendo el calor que emanaba. Acercaste tus labios a los de ella para respirar su último aliento. Rodeaste su cuerpo débil con tus brazos y cerraste tus ojos nuevamente para no verla partir. Al ritmo de su latir, los recuerdos palpitaban tu mente. No quisiste mirar, ella siempre iba a ser eterna.