The hidden little Lady

Thursday, April 21, 2005

Invitada (muy) Especial: Orly

"Escribí", me dijo y cual consigna de facultad me dispuse a divagar...
Ahhh porque yo con la facultad hago eso, no saben que lindo es tener un espacio "formal" para limarla y no solo eso sino que encima te limita la consigna y como todos sabemos: A los limites hay que respetarlos, hay que rozarles la mejilla. No son tan malos.
Pero ese no es el tema que me ocupa hoy, como les decía: "escribí", me dijo.
Y me senté, una vez mas, pero ahora con mi look intelectualoide de anteojos nuevos, a escribir.
Y escribí sobre amores y desengaños, sobre lazos perpetuos que no terminan pero se dilatan, que vuelven a pedir perdón a su manera. Pero esa manera rara donde jamás se mencionan las palabras "perdón", "lo siento", "fue sin querer", ni mucho menos... Porque nosotros no estamos para eso, nosotros decimos las cosas en otro nivel, hay que interpretarlas; pero siempre, en realidad, se trata de pedir perdón.
Pedir perdón o, en su defecto, lo que hemos dado en llamar "arreglarla"
Esto es, tomar una actitud maravillosa, por su carácter inesperado o sorpresivo, que rompe con actitudes abandonisticas o erróneas anteriores.
Escribí también sobre la rutina. Lo malo, lo bueno, lo lindo, lo feo de tener una serie de acciones que se repiten día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año. Y en las rutinas me detuve. Yo soy de esas que están empezando a descubrir a Cortázar (gran crítico de la rutina, si los hay) y entonces embelesadas por la lectura, piensan en Su rutina, en lo que deberían comenzar a disfrutar mas, lo que deberían dejar de hacer (entre otras cosas liberar a mi muñeca de la tiranía del tiempo).
Y en ese mar de escrituras me releí y me perdí. Me di cuenta que no había escrito sobre nada. Que mis historias eran realidades. Si, claro, un poco trastornadas, pero que no rompían con nada de lo cotidiano, que no merecían ser leídas.
Y entonces me fui a la facultad a entregar ese mar de nada que había escrito. Y lo leí en la clase y me sorprendí.
Me sorprendí porque me elogiaron, y no que no este acostumbrada a los elogios (pfff), sino que ahí no me los venia venir. Me elogió mi profe que eso vaya y pase, me elogiaron mis compañeros honestamente como yo lo hago con ellos.
Y ahí entendí todo: hay que escribir y hay que mostrarlo sí o sí, siempre. ¿Por qué? Porque en algún rincón de la cabeza de cada uno que lee, lo que une escribe se transforma en una sensación que va de lo hermoso a lo nefasto, de lo interesante a lo descartable. Pero sensación al fin. Entonces, este acercamiento a mi escritura y lo que estoy descubriendo que hace en mi, es un acercamiento a la tuya, a las de ustedes.
Y no solo eso. Hay una frase que dice que en toda escritura se ejercita la previa lectura. Si yo muestro lo que yo escribo y alguien lo lee y ese alguien después escribe; en el mejor de los casos, en una de esas, la previa lectura que ejercita en su escritura es la mía. Es decir, que parte de su texto tiene un resquicio del mío. Y eso es hermoso.
Todo esto es lo que hacemos con Joha, todo esto es un blog (¡¡y a freír churros los que piensan que los bloggeros son unos boludos!!)


"Escribí", me dijo. "Escriban", les digo.


Saludos a todos y gracias a Joha por el espacio

Orly Zaidenknop