Empezando por el principio

Navegando un cielo derretido en estrellas dulces profesaba un secreto exquisito. Recorria cada silencio y cada grito de su voz confesaba pasiones ocultas tras un biombo acartonado y lugubre. Sus reservas intrigantes vaciaban el espacio completo y llenaban el vacio. El deseo se escurría de sus ojos cristalinos y acompañando con pasión todo su ser, quebró la invisible linea que los dividia, dejando entre ellos solo el aire mohoso de una noche invernal.
Así de simple y así de ilógico se conocieron. Entre labios borrados y lenguas escritas. Colgados de los besos en puntas de pie. Y se guardaron como foto en un diario, con la complicidad del interés insaciable. Su debilidad pudo más.