Cambio de vida
Se deshizo de los últimos bosquejos de su ya abandonada identidad. Incineró su antiguo documento, quemó las fotos de su infancia y las de su juventud. Desistió, por seguridad, de conservar aquel retrato idolatrado de sus padres y del cuadro fascinante y colorido que había comprado en una subasta, durante los años ochenta.
Limpió el departamento exhaustivamente y salió trabando la puerta. Lustró los herrajes y las llaves, y se fue aparentando distracción, dejando el llavero sobre la alfombra que invitaba a la entrada, y esperando inconcientemente, que la dueña de la pensión las encontrara antes que otro.
Saludó a la encargada con excesivo recaudo de no llamar su atención, pero como podría no hacerlo saliendo trajeado y peinado a gomina, de una pensión mugrosa y destartalada. Atravesó la puerta de hierro con el lienzo bajo el brazo, aparentando llevar algún tipo de planos ilegibles, y el maletín negro en la mano, acariciando suavemente su cara afeitada por primera vez, y sonriendo de lado.
Nunca nadie volvió a ver a ese hippie desprolijo, que robó descaradamente a “la mona liza” del museo del Louvre.
Limpió el departamento exhaustivamente y salió trabando la puerta. Lustró los herrajes y las llaves, y se fue aparentando distracción, dejando el llavero sobre la alfombra que invitaba a la entrada, y esperando inconcientemente, que la dueña de la pensión las encontrara antes que otro.
Saludó a la encargada con excesivo recaudo de no llamar su atención, pero como podría no hacerlo saliendo trajeado y peinado a gomina, de una pensión mugrosa y destartalada. Atravesó la puerta de hierro con el lienzo bajo el brazo, aparentando llevar algún tipo de planos ilegibles, y el maletín negro en la mano, acariciando suavemente su cara afeitada por primera vez, y sonriendo de lado.
Nunca nadie volvió a ver a ese hippie desprolijo, que robó descaradamente a “la mona liza” del museo del Louvre.