The hidden little Lady

Friday, February 18, 2005

Eternal Sunshine of the Spotless Mind

No resignaría un solo beso por salvarme una lágrima. No me permitiría olvidar esa tarde en la playa junto al mar, en la que miraba sus ojos, aunque esa fuera condición imprescindible para eliminar el dolor más grande. No blanquearía mi mente de ese cielo estrellado en la arena, ni del viaje a la plata, ni siquiera podría olvidar el accidente en la autopista para evitar miles de angustias. Jamás cambiaría mirarlo dormir una mañana de invierno o despertarlo en la noche para ir a la clínica, si con eso pudiera borrar mil heridas. Nunca dejaría esa pelea en su habitación, ni las caminatas bajo la lluvia o las discusiones sin sentido para deshacerme de cientos de sufrimientos.
No podría tolerar un solo agujero en mi memoria del tiempo en que estuvimos juntos, porque quien soy hoy, es mucho de quien él me hizo. No resignaría absolutamente nada, así fuera a evitarme todo el dolor que sentí y voy a sentir. “Porque lo que el árbol tiene de florido, vive de lo que tiene sepultado.”